Desde que se
conoció la noticia de la obtención del premio, el asedio de periodistas y
medios de comunicación fue permanente y los compromisos se multiplicaron.
Finalmente, en marzo de 1983, Gabo regresó a Colombia. En Cartagena lo esperaba
su madre, doña Luisa Santiaga Márquez de García, en su casa del Callejón de
Santa Clara, en el tradicional barrio de Manga, con un suculento sancocho de
tres carnes (salada, cerdo y gallina) y abundante dulce de guayaba.
Gabriel García Márquez
Después del Nobel,
García Márquez se ratificó como figura rectora de la cultura nacional,
latinoamericana y mundial. Sus conceptos sobre diferentes temas ejercieron
fuerte influencia. Durante el gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994),
junto con otros sabios como Manuel Elkin Patarroyo, Rodolfo Llinás y el
historiador Marco Palacios, formó parte de la comisión encargada de diseñar una
estrategia nacional para la ciencia, la investigación y la cultura. Pero acaso
una de sus más valientes actitudes fue el apoyo permanente a la revolución
cubana y a Fidel Castro, la defensa del régimen socialista impuesto en la isla
y su rechazo al bloqueo norteamericano, que sirvió para que otros países
apoyasen de alguna manera a Cuba y evitó mayores intervenciones de los
estadounidenses.
En el terreno literario, apenas tres años después
del Nobel publicó otra de sus mejores novelas, El amor en los tiempos del cólera (1985), extraordinaria y dilatadísima
historia de amor que tuvo una tirada inicial de 750.000 ejemplares. Deben
destacarse asimismo la novela histórica El general en su laberinto (1989), sobre el libertador Simón Bolívar, y
los relatos breves reunidos en Doce cuentos peregrinos (1992). Tras algunos años de silencio, en
2002 García Márquez presentó la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, en la que repasa los primeros treinta años de su
vida. La publicación de esta obra supuso un magno acontecimiento editorial, con
el lanzamiento simultáneo de la primera edición (un millón de ejemplares) en
todos los países hispanohablantes.
En 2004 vio la luz la que iba a ser su última novela, Memorias de mis putas tristes; en 2007 recibió sentidos y multitudinarios homenajes por triple
motivo: sus 80 años, el cuadragésimo aniversario de la publicación de Cien años de soledad y el vigésimo quinto
de la concesión del Nobel. Falleció el 17 de abril de 2014 en Ciudad de México,
tras de una recaída en el cáncer linfático por el que ya había sido tratado en
1999.
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